Page 16 - Edición 11 - Revista del Repuesto Automotor
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Don Peripecio




                DON PERIPECIO VA AL


                                       ESTADIO















                  axi, taxi! Media hora                                  nando sin apuro como recién
                  y no aparece ningún                                    operadito de los nervios!
          -Ttaxi desocupado!-                                            - Peripecio Hombre! ¿Como
          - En fi n, tendré que ir al Estadio                             estás? –y agregó el muy fresco-
          en mi 206 lo más probable es                                   ¿compraste las entradas? –
          que me cueste encontrar es-                                    Después de gritar, dirigir desde
          tacionamiento, pero no puedo                                   la galucha a todos los jugado-
          perderme esta fi nal sin gritar                                 res, al árbitro y entrenador,
          un Ce-Acheiiiiiiiii….                                          sudar con cada llegada al arco
          Manejé concentrado lo más                                      del equipo contrario, soportar
          rápido posible, para no llegar                                 al plomo de mi cuñadito, a los
          tarde porque mi cuñado me                                      vendedores de un cuanto hay,
          había dicho que pasadas las 7                                  los codazos de las olas, pisoto-
          de la tarde, más de 10 min. no                                 nes, calor, olores ajenos, la baba
          me esperaba en la puerta.                                      de los gritones, salpicones de
          La suerte está conmigo, justo                                  coca colas y helados derreti-
          a sólo una cuadra del Estadio,                                 dos, no estaba seguro si volve-
          bajo la sombra de un buen                                      ría a gritar desde el Estadio el
          árbol encontré varios esta-                                    Goooooool ¡!!! o lo haría desde
          cionamientos vacíos y un vie-                                  mi cómodo sofá frente a la tele
          jo chico de capa azul con el                                   con la rica compañía de la Bru-
          consabido discurso de: Yo se lo cuido patroncito, vaya   netita, que de cuando en cuando, me estira su trompita
          no mas tranquilein y se lo puedo lavar y encerar por   cariñosa para besarme la pelá y  al fi nal del encuentro
          luquita y media no más…                      la pícara, siempre  “me saca al pizarrón” …
          Siete y cinco, siete y diez, siete y quince minutos y mi   Para colmo, perdimos!, culpa del entrenador, del can-
          cuñadito no llegaba. Finalmente el querubín contestó el   sancio de los jugadores, del mal estado de la cancha,
          celulitis y salió con la empanada de que no encontraba   del  ruido de un avión al pasar que dejó  al arquero
          taxi! Un chilenito más! Mientras lo seguía esperando me   boquiabierta mirando al cielo, para provecho de los
          entretuve meditando acerca de la puntualidad ¿Acaso   rivales, en fi n, culpa de alguien!
          soy sólo yo el único puntual en este país? Puntual suele   La barra salió del Estadio furiosa por el desencanto
          ser sinónimo de Gil, por ser el que llega primero a las   de la derrota. De los cantos, saltos y olas, pasó a la ira,
          fi estas, el que espera a los médicos en la consulta más   las piedras, los combos, las patadas  y  los garabatos. El
          de media hora, aunque tenga la cita concertada, el que   Tranquilo Nervioso de mí cuñado más encima quería
          llega al Cine o al Estadio y compra las entradas. Defi -  comerse un completo a la salida, costo cero para él
          nitivo; soy un Gil!                          y doble para mi bolsillo. No le aguanté al bolsero y a
          A las siete y media apareció el perla! (justito media   tranco rápido me fui al auto. Cuando estaba por llegar,
          hora después, como es la costumbre nacional!), cami-  vi a un barrista anti-social que piedra en mano que-


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