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Actualidad
TRANSANTIAGO:
QUEMAR LAS NAVES
Diego Ramírez Toro, Editor Revista Carep
Quemar las naves fue lo que hizo el conquistador espa- Si el sistema llega a ser amigable y no perjudica a los
ñol Hernán Cortés cuando sus hombres se rebelaban ancianos, a las embarazadas, a los escolares, a los disca-
ante la idea de alejarse de las costas e internarse en el pacitados, a los trabajadores, a los más pobres, el cambio
territorio que hoy es México. Cortés sencillamente eli- valdrá la pena.
minó la única opción de quienes no estaban convencidos Cambio rápido en todo caso. De un día para otro, sin
y querían a todo trance regresar al Viejo Mundo. Así, transición. El que aprendió, aprendió, y el que no, lo hará
mandó prender fuego a los barcos y obligó a su gente a en el camino. Si esto funciona, el próximo paso podría
seguirlo. Sin vuelta atrás, era el plan del astuto Cortés. ser decretar a Chile país bilingüe sin hacer marcha blan-
El hecho histórico sirve de analogía para entender lo que ca.
hoy ocurre con el Transantiago. Estamos en un sistema Hay que tener ojo con los modelos de pizarrón y tiza.
nuevo sin vuelta atrás. La tentación del regreso no existe. La pura teoría debiera haber sido humanizada en las ofi-
No hay retorno a las micros amarillas, al pago con mo- cinas donde se planeó el Transantiago. Faltó asumir que
nedas, a tener bus a cada rato, en cualquier lugar y hacia aún no somos un país plenamente desarrollado y que
todas direcciones sin transbordos y con la alternativa de los procesos de cambio cultural no pueden ser violentos
un Metro de alta calidad. Tampoco hay retorno a los can- y aplicados a rajatabla. Faltó entender que son perso-
tantes callejeros, a vendedores de helados, de bebidas, nas las que esperan buses. La gradualidad suele ser una
de agujas de coser y de un millón de cosas más arriba buena aliada y una gran consejera. La teoría, para que se
de las micros. No más “sapos” para controlar la “collera”, valide y legitime, debe ir de la mano con la práctica. Si
aunque sólo Dios nos dará a entender qué hacer cuando otros países han aplicado planes similares a éste, pero en
se acerca la medianoche y no hay buses en la ciudad. forma progresiva, ese sólo dato tuvo que haber alertado
¿ Cómo entender Transantiago ? En síntesis, es una con- a los cerebros del megaplan.
cepción teórica global sobre el transporte urbano de Por ahora, lo único que puede hacerse es corregir las
pasajeros. Su apuesta involucra un cambio gigantesco en imperfecciones desde adentro. Sería irónico que de tan-
la forma de trasladarse, para erradicar los vicios de las to parchar el nuevo sistema, este acabe convertido en
micros amarillas. Pero como todo lo que se hace a gran un híbrido por donde asome el antiguo espectro de las
escala, genera repercusiones enormes, y es en el día a día micros amarillas.
donde el modelo filtra agua y se empanta-
na, que es lo que la gente nota y guarda en
el chip de la memoria colectiva. Por eso, de
poco sirven a los usuarios las explicaciones
esperanzadoras de la autoridad, si ahora
deben llegar al paradero con una hora de
adelanto y rogando al cielo para que a la
vuelta del trabajo encuentren una micro en
que volver. No sirve que se diga que éste
es un “proceso” y que hay que esperar un
tiempo para ver resultados. Puede ser cier-
to, pero no ayuda mucho.
Transantiago es un tremendo experimento
social. Si llega a tener éxito, cambiará para
mejor la vida a los santiaguinos. Querrá de-
cir entonces que la arriesgada apuesta de
reducir el parque de micros fue correcta.
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