Por Anita Hidalgo V.
Periodista Especializada
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 trajo consigo una renovada ofensiva arancelaria. En marzo y abril, Estados Unidos impuso un arancel universal del 10% a todas sus importaciones, y aranceles específicos del 25% a vehículos y autopartes de origen chino, europeo y asiático. China respondió con aranceles del 34% sobre productos estadounidenses, y el conflicto escaló rápidamente.
Impacto inmediato
Esta guerra comercial ya afecta a la industria automotriz global. En Estados Unidos, se estima que los nuevos aranceles podrían aumentar hasta en US$3.000 el costo de producción de algunos vehículos ensamblados localmente. En el segmento Aftermarket, la subida de precios y las demoras en la cadena de suministro podrían impactar directamente en distribuidores y talleres.
Repercusión en Chile y LATAM
Chile, altamente dependiente de repuestos importados, observa con preocupación los efectos colaterales. Si bien el país no ha sido blanco directo de los nuevos aranceles, las alzas globales de precios, la escasez de stock y la volatilidad del dólar podrían encarecer la operación. ANAC y la SOFOFA advierten que si la guerra comercial persiste, podría alterar los flujos logísticos y los costos de importación.
Según Carlos Pineda, presidente de Asopartes (Colombia), “la escalada arancelaria podría afectar seriamente el mantenimiento vehicular y encarecer los costos del transporte en toda la región”. En Chile, Diego Mendoza, de ANAC, destaca que “los tratados de libre comercio mitigan el impacto, pero la presión inflacionaria por componentes más caros es real”.
Reacción de la industria
Ante el escenario incierto, muchas empresas están diversificando proveedores, fortaleciendo relaciones con países no afectados por las tarifas y adelantando compras. China, por su parte, ha comenzado a redirigir parte de su oferta de autopartes hacia América Latina, ofreciendo precios competitivos.
Perspectivas
Aunque se alcanzó una tregua de 90 días entre EE.UU. y China para rebajar temporalmente los aranceles, la amenaza de nuevas medidas sigue latente. Para los actores del Aftermarket, esto significa prepararse para un escenario de precios volátiles, posibles demoras logísticas y la necesidad de ajustar estrategias de compra.
El conflicto arancelario global marca un punto de inflexión para el Aftermarket en Chile y LATAM. Mientras las potencias comercian con aranceles, los países importadores deben adaptarse con agilidad, diversificación de origen y estrategias colaborativas para asegurar abastecimiento y competitividad en el nuevo orden global.
El escenario irá en constante movimiento y el análisis es aún inexacto. Sin embargo, los importadores chilenos ordenan y buscan nuevos proveedores que les seguridad no solo en calidad, sino en stock para que el impacto en las adquisiciones para repuestos, partes y piezas no afecte tan fuertemente al mercado nacional.