Page 16 - Edición 25 - Revista del Repuesto Automotor
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Don Peripecio



                                       DON PERIPECIO Y LA


                                             DESARMADURIA










          Salí a dar la primera vuelta en mi flamante autito, junto a   - Tiene buen humor jefe o tiene seguro, una de dos. Con
          mi novia Brunetta y por mirarle sus bellas extremidades   esta última frase más risa me dio, aunque mi ataque de
          inferiores, me distraje y ¡ crash, cataplum !, adiós “Matador”   risa  no  refrescaba  el  ambiente,  ya  que  las  lágrimas  se
          (léase frente delantero de mi León).         evaporaban antes de llegar al piso, de tanto calor que
          - M’jita, no llegamos ni a la segunda vuelta, estamos peor   hacía  y  la  Brunetta  se  enojaba  más  a  cada  instante,
          que el Garoto Piñe....                       ¡mientras el obeso creía que yo me estaba riendo de él!
          - No alcancé a terminar la frase cuando vi en la vereda   - Discúlpenme, es que me río de mí mismo, no tengo
          del frente un letrero que decía “Peugeots en desarme”, y   seguro. Si lo tuviera no me llamaría Peripecio, en realidad
          otro más arriba “DESARMADURIA”.              debería  llamarme “Gilecio”,  de  agilado  que  soy  al  no
          - ¡Michch, la coincidencia, venir a chocar justo aquí donde   haber contratado un seguro para mi auto!!!!
          le  tenemos  un  auto  igualito  en  desarme!,  me  dijo  un   ¡Con esa nos reímos todos! y se calmó unos instantes el
          señor entradito en carnes y le brillaban sus ojitos ante la   ambiente. El gordiflón recuperó el brillo de sus ojos y la
          posibilidad de hacer negocio conmigo. Brunetta, por su   Brunetta sugirió:
          parte, estaba indignada por el panorama y no era para   - Véndele el auto al caballero y cómprate un auto nuevo
          menos. Se había quedado con los crespos hechos, ya que   Peri…! Ahora reía ella y yo no me sentía tan feliz: ¡ la culpa
          imaginó ganar algo en esta primera vuelta, algo así como   por no haber tomado el seguro me estaba haciendo un
          una ida a Viña, a tirar una fichitas en el Casino, o al Puerto   nudo en la garganta !
          a conocer el Metroval o a tirar miguitas a las palomas en   - ¡¡ Nooh !!, replicó el gordo. Yo no compro, yo le vendo
          la Plaza Victoria… ¡ La cosa era hacer algo!, aunque fuera   el capó, el tapabarro y cualquier otra pieza que tenga
          “tirar pinta” en un paseo por la Avenida Perú, en esa   mala…  Pa’  que  se  va  a  comprar  un  auto  nuevo,  ésta
          hermosa tarde estival.                       es una buena máquina, dijo tratando de que la idea de
          ¡Apoyando mi mentón en una mano y rascándome   mi novia no me convenciera. Paseo arruinado asumido,
          la pelada con la otra, no me quedó más remedio que   llamé al taller para pedir que me fueran a buscar con una
          reírme a carcajadas ante semejante cuadro! El gordito se   grúa. El señor rellenito de la desarmaduría ayudó en la
          acercó un poco más y agregó…                 maniobra y hasta se fue con el mecánico para conseguir
                                                                          el listado de lo que necesitaría
                                                                          para repararlo. Pero como
                                                                          mi  Brunetta  es  buena  onda,
                                                                          sugirió:
                                                                          - Vámonos en Bus a Viña.
                                                                          No les aburriré contándoles si
                                                                          tiramos las fichas, las migas de
                                                                          pan u otra cosa. Sólo les puedo
                                                                          contar que llegamos de vuelta
                                                                          felices  y  harto  tarde  ese  día.
                                                                          Por  eso  hoy  voy  a  tomarme
                                                                          un cafecito reponedor en la
                                                                          oficina.  Aunque  lo  que  me
                                                                          despertó no fue el café, sino el
                                                                          ring-ring de mi celular. Al otro
                                                                          lado de la línea el mecánico
                                                                          me  pedía  un  número  de  fax
                                                                          o  una  dirección  de  correo,
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